UN MALDITO SILENCIO MÁS.......: "EL REGRESO..."

"EL REGRESO..."

Lágrimas de cartón

Tan inertes como mi corazón,

Ya no puedo soñar más,

Quiero despertar

Y encontrar lo que tanto he buscado.

Estas noches me consumen

Lenta y despiadadamente,

No me encuentro,

Me he perdido,

Me estoy buscando

Y aun no me he encontrado.

¿Habré desaparecido?

¿Me estaré ocultando?

Ya ni esperándome en silencio

Sirve para ver mi regreso.

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Bitácora de un odio... (fragmento)

Ahora si las iras regresan a adjudicarse en tu carácter, manchando de dudas y desconfianzas que con dificultad ya habían surgido en la mitad de nuestros mundos individuales, que fácil generas en tu cabeza un nuevo universo, negro y tedioso, tragando injustamente los nuestros para dejar solamente la desolación de corazones tristes y solos,

Me recuerdas una vez que vi un viejo, ver a su esposa como se marchaba hacia la oscura muerte, fría, envuelta en un cajón inerte, como sus ojos de mujer que alimentó sueños perdidos en la ausencia hasta desfallecer en su eterno sueño, observándola ahogado en llanto por nunca haberle dicho que realmente la amaba, que realmente se sentía bendito cuando estaba a su lado, y a pesar que su orgullo envenenado por celos se alejó durante mucho tiempo para sentirse solo y extrañamente digno, solo logró darse cuenta que en su soledad se abría una grieta en su corazón. Después de tantas lunas extrañándola decidió buscarlas para decirle lo que tanto añoraba de ella y al regresar, encontrar a la salida de la iglesia una procesión igual a sus palabras que se esfumaban en el manto del olvido fúnebre…

La Verdadera Muerte.

Sus palabras envuelven mi consciencia con un manto de locura,

Se que se esconde ahí, en el que acaso nunca he estado,

Logra que se extinga la luz de mi razón,

Su perfume invade mis pulmones sutilmente, sándalo.

Es el olor del temor, de la inocencia, del gemido de un orgasmo falaz.

Huele a ausencia, a pensamiento roto y maltrecho, a ojos desorbitados,

A lágrimas ajenas, a odio encarnado, a lenguas enmarañadas, a lujuria de un cuarto relegado,

A terror del que es asechado, a muerte y agonía donde apoyo mis pasos.

Repentinamente se abre el portal de mis sueños,

Y el alma me arrastra al abismo de mis entrañas en un canto fúnebre de sufrimiento.

Cada uno lleva su pandemia dentro de si…

Y quiero salir, mi carne se vierte por todo este lugar,

Y escucho una ensordecedora melodía de llanto,

Que me llama desgarradoramente entre sus notas y pide que extienda mis brazos,

Huele a sándalo y el terror ataca mis labios,

Mis pupilas se hunden en su canto,

Y apenas percibo que hay personas observando,

Quienes son, sus rostros no tienen cara

Y sin ojos me están expiando.

Son sueños perdidos en la ausencia,

Sombras errantes de un destino inconcluso,

Angustias que nadie presenció,

Preguntas que nadie respondió,

Suplicas que nadie escuchó.

Vagabundos de la noche, esclavos de la luna,

Desterrados por el sol,

Hijos de los cuatro horizontes del espacio solo por un instante y

Devorados al momento de parir,

Verdugos de la realidad,

Gritos amordazados y corazones apuñalados.

Señalan un camino,

Mis sentidos se posan sobre aquel sendero,

Hace frio, huele a sándalo cada vez más,

Huele a sándalo en medio de tanta carne putrefacta,

Algo me dirige hacia esa nada,

Huele a sándalo y lentamente me vuelco a su voluntad,

Esta oscuro y el pánico me ataca,

Estoy poseído por algo ajeno a mí

Pero que siempre estuvo ahí,

Agazapado en medio de mis ocasos solitarios.

Huele a sándalo y el pecho me quiere estallar,

Quiero huir, aturdirme en la impotencia de un condenado,

Y separar a diástole y sístole de un zarpazo

Para sentir que la vida se me esta separando,

Pero no puedo, es la coherencia de todo lo contrario,

Es el límite del juicio, es la huella autentica del verdadero trazo,

Es la imagen borrosa de lo que siempre he amado.

Y allí estás, al final de esta oscuridad que fecunda su propia luz,

Solloza, susurra, en este lugar donde el tiempo no existe,

Donde se ha detenido para jugar con sus retazos,

Pero esta tan triste, que se esta rompiendo en pedazos,

Su sonrisa se derrama en gotitas sobre su rostro agobiado,

Sabes que es el final, por eso estas llorando.

Sigue cantando que tus atardecidos cabellos en el suelo están quedando,

Ven abrázame, sé que es agonizar desolado,

Estar estático observando cuatro paredes y como haces visible lo invisible,

Tener la necesidad de poder saltar tu propia sombra.

Conversar con tu reflejo y terminar discutiendo.

Sé que eres mi más amado recuerdo esculpido por los años,

Pero ya no podemos sostenernos aquí en mi alma doncella de mi pasado,

Bésame por última vez mi bella y única niña de ojos tristes y callados,

Estaré como si nunca hubiera estado,

Fuiste mi compañera de mis noches de lamento,

Fuiste la conexión de mis mundos extraviados,

Fuiste el ensueño que no pudo ser soñado.

Ya que la verdadera muerte es cuando uno es olvidado.

TE PIDO POR FAVOR

Llega una luz
Inagotable de existencia,
Se entrega en calladas
Danzas de sonrisas,
Ofrece su cuerpo
Sacrificando sus entrañas
Sometiéndose
A mis más oscuros deseos.

Como perfume,
Como aire,
Como susurros…
Su presencia quiere la mía.

Quiere sentarse en mi sillón,
Posar su cabeza en mi almohada,
Abrigarse
Con el lecho de mis amaneceres,
Sentir su vida
Con el remanso de mis suspiros
En lo más profundo de sus ojos.

La epifanía tu existencia
Quiere buscar
Más allá de mis límites,
El cruel destino de mis actos,
Te llevará
Al otro lado del espejo.

El pasado me atormenta
Y me aislará
De todo lo etéreo
Que hay en ti…

Mi corazón ya no quiere amar,
Ha salido de mi pecho
Marcando los pasos de un ayer.

Te pido el perdón
Que nunca entenderás,
Te pido que me disuelvas
En el sifón,
No quiero ser el verdugo
De tu ilusión,
El amor en mi vida me desolló
Y vivo mi agonía desangrándome
Para darme cuenta de lo que soy…

Una estúpida sombra
Que no tiene dueño,
Ni razón,
Ni sentimiento.

Te pido por favor,
Por tu divina esencia
No toques donde estoy,
Déjame en esta penumbra,
No muevas el polvo que me cobija,
No quiero que vivas
Y seas lo que de mí
Ahora observas…

Una estatua prisionera del tiempo
Con mis manos atadas al silencio.

Julián Martínez.

Reflexión Dislocada..

Por que no puedo escribirle, será que en la mitad del pecho aun se
esconden los fantasmas que alguna vez divagaban las noches? Se escuchan
pasos que se dirigen hacia el salón de la locura.
Blanco mi pobre mente, necia necesidad de
saber donde te escondiste en mi cabeza, la oportunidad desafía la incoherencia.
Cuál? La contraria con esta realidad absurda en la que aun estoy. Cuando saldré
de aquí…
La cuidad, complejo de espejos confundidos logrando un caos el las pupilas de los extraños de camas propias…
El alcohol vierte las sabanas,
se ahogan, se ríen, se fornican, se aman, se extrañan, se mienten, se mueren, regresan a su estado primitivo… sin razón ni sentimiento sosegado…

La ciudad aun sigue contando historias extrañas, convexas, enfermizas, elocuentes, estúpidas, nocturnas mientras el sol te quema los hombros y la boca y tu frente y tu sombra, tu sombra, cuando podremos saltar sobre ella…
La prueba firme de un portal, la huella auténtica de nuestra ausencia, donde carajos estamos?
No hablo de la carne, de la sangre, de la necesidad, del placer, del quehacer, ni mucho menos del intuir. Hablo del insospechado aquí y
ahora que nace y muere desde que el ser humano se esclavizó a sí mismo con su
mayor miedo, su némesis, su más paciente verdugo. El tiempo.
Es el encomendado de tantas soledades, es el que fecundó la voz del silencio, es la desunión de la historia con la vida, es el que partió todo en dos, somos la mitad de nosotros mismos mismo y aún así afirmamos tranquilamente que es una
obstrucción de luz por un cuerpo, generando como resultado una proyección de una
silueta. "Que hábil es nuestra razón", pero al final la razón es solo una verdad a medias (….).

"EL REGRESO..."

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