Vuele mi cabeza a fecundar
pensamientos nocturnos,
Ese frenesí constante que decidió
que la inercia hiciera suya su voluntad,
Un grito incesante obligando
mis ojos a permanecer abiertos en esta oscuridad que invade mi cuarto…
Universo…
¿Cómo hago para callar estas
voces que exprimen mi cerebro?
Enséñame al menos una fórmula
para escucharlas una a la vez,
Y tal vez entender que es lo
que tratan de decirme.
Siento como se acercan los
pasos disfrazados de corrientes de aire helado hacia mis pies,
Y la calle silenciosa solo
observa mi rostro en la ventana,
Tal vez se preguntara a
quien espero, inmóvil, empañando el vidrio…
Desvelo, es lo único que mi
cuerpo quiere, mi cabeza grita, pero mi alma solo quiere descansar…
Hay veces no entiendo este
desequilibrio visceral que la existencia imprime noche a noche en el papel
arrugado de mi realidad…
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